jueves, 8 de agosto de 2013
IGUALDAD AL 100
Una luz hace visible la inscripción Dirección General de Rentas, visto desde un puente casi solitario a las 2 de la madrugada. En los alrededores algunas colas para entrar en menos lugares que antes. Nadie dimensiona aun el panorama de la muerte. Tal vez si pero anestesiados con las cuotas del caloventor y el plasma 40".
Desde su creación, el control remoto fue la fuente de alimento bajo en calorías intelectuales. Hoy sin haberlo desplazado tanto, las otras fuentes de sustento suministran enormes cantidades de gigabytes a los hambrientos buscadores de la nada. En el reverso, la nada esta completamente llena.
La luz es mutante.En una tierra de no muertos, la artificial iluminación intenta emularla con una sorprendente destreza lineal, destreza al fin. Las mariposas nocturnas temen a la luz que proyectan los sombríos tiempos, demoledores de recuerdos, creadores de arquitecturas abstractas que dicen justamente nada (tan llena, tan nada).
Tiempos que poblaban de seres, reductos y pasadizos secretos; seres en una clandestinidad que siempre fue de plástico y látex, con muchos colores y anteojos de sol a las 8 de la mañana. futuras tumbas que nos hacían revivir con electroshocks de flashes, sonidos, sexo y drogas. Pero esta nada asusta mas que fantasmas regresando de un after, casi saciados de energía, prontos a estallar en un océano de luz interior. Los oscuros gobiernan la zona, sus máquinas demoleran el futuro. Al fin todos seremos iguales.
3 AM, un tipo en sentido contrario en la vereda de enfrente, camina por esa calle. Una continuidad invisible nos conecta, en ese momento nos miramos. Quien sabe que habrá en su cabeza ahora. Un gato blanco y negro se escurre bajo un portón de chapa occidado. Mas adelante sera Libertad, derecho hasta topar con la cicatriz que fluye contaminada a través de la ciudad. Libertad con límites naturalizados, nunca se puede ir mas allá de nuestras cadenas. Un perro ladra en la noche, el semáforo cambia a rojo. Espero y miro la sinagoga que tiene antena de radio. Imagino el porque. Me rió al pensarlo. Ondas de radio que nunca llegan a destino, nadie escucha nuestras lamentaciones, Babilonia ha devastado hasta la última piedra del templo. Lo único sagrado que nos queda es la vida. El semáforo pone el verde y avanzo rumbo al río, luego al puente que me saca del centro hacia el barrio.
Un ciclo ya no se repetirá. Otros encierros, otros dioses y por supuesto otras miserias darán sustento a los que ya no intentan ni siquiera la resurrección.
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