Mismas
pantanos y pies llenos de barro
corro por la vida
que late en la profundidad
me ahogo en el asombro pútrido
de mi vegetal huida
Temblor
en el epitelio jurisdicción de la nada
atavío de un final
que no acaba de trascender la distancia
mientras la caída se pronuncia
en silencio
Despierto
en el sudor ajeno
sin esperar la muerte
que próxima a abrir mis ojos
mira en la oscuridad
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