Limón y sal – El bar mojaba los labios de los pasajeros solitarios y de las damas del ajedrez nocturno. . Lágrimas de puro alcohol finamente destilado entraban en la sangre y en su muerte repentina estaba el nacer de labios saciados de camino…
Él y yo estábamos ahí, sumergidos en la porción de mundo elegido para esa noche. Lo suficiente para respirar y sentir el tibio aliento que podría tornarse molesto con el paso de las horas.
El y yo éramos el reflejo de la nada que se prolonga en las botellas vacías del amanecer. Nada nos debíamos y nada (o casi nada…), nos pedíamos el uno al otro. Así manteníamos el pacto de silencio tácitamente convenido para participar de los ritos saturninos.
El no era yo pero estábamos de acuerdo en algunos puntos mas allá del dogma de fin de semana: el bar, la bebida, el tamaño del surco y los tajos (si, tajos), recorridos. La herida de la noche era el alma de nuestro encuentro. En su cicatriz urbana nos escondíamos de las miserias diarias que invisiblemente nos unían. Yo adoraba las cosas, el las esencias y sin embargo ahí estábamos atados de las muñecas por una soga de delirios.
A alguna hora de la noche, nos entregamos al exceso dejando de lado el placer que ya no vuelve más. Como marionetas de otro juego -uno ilegal- bailábamos al compás de la ruptura. El nunca mira para abajo y yo jamás le hable de abismos, me parece un tanto perturbador decirle a alguien que se puede morir en cualquier momento. Be happy, boy. Claro, al costado del camino se vive mejor es decir se hace camino al andar. Tal vez esto nos conduzca a nuestros destinos… pero como saber ahora cuales son.
3 comentarios:
es la hora en que el ruido de los destinos se filtra entre los silencios acompañados y bebidos.
nunca cncontre señales de ruta en los hopsicios de la noche. mas desvios. pero al fin, fui perdiendo toda esperanza de este mundo.
abrazos
que gusto hacer huecos para tapar el vacio
Welcome to the jungle
nº2 pos no tiagas!!! yastas visto!!!
salut
el no pdf sino pdr bue... despues de un comento asi... graciasgarcias
Publicar un comentario